En lo cotidiano, con Boca y River, rivalizando en las canchas, en las oficinas y en los cafés de barrio; con porteños y provincianos, de quienes el doctor Pedro Goyena advertía que a igual inteligencia, superaban ampliamente, por la impronta de lo que él llamaba “arena dorada”, a los ciudadanos capitalinos. Y el tango, íntimamente ligado al sentir de los argentinos, no podía eludir esto de las antinomias.Artículo subido el 01/10/20