Luciano Londoño, el tango en Colombia. Amigos en Argentina y Uruguay

Sobre nuestro invitado colombiano ha dicho José Gobello, presidente de la Academia Porteña del Lunfardo, de Buenos Aires, Argentina, que Luciano Londoño López es “el principal referente del tango en Colombia” en nota de “El Colombiano”, domingo 20 de junio de 1999, página 1-D, “ADN para Gardel”.
Nos comenta sobre su relación con la gente del tango de Buenos Aires, Bahía Blanca, Rosario en Argentina y en Montevideo, Uruguay:
Volviendo al tema que traía, le cuento que aprendí bastante con esos amigos argentinos y uruguayos (fallecidos) y logré obtener excelentes conexiones con otros estudiosos que aún viven como don José Gobello, don Ricardo Ostuni, doña Martina Iñiguez, el doctor Nelson Sica Dell´Isola (Presidente de la Academia del Tango de Uruguay), el doctor Eduardo Payssé-González, el doctor Hipólito Paz, el doctor Eduardo Giolandini (en Bahía Blanca) don Adolfo Enrique Rodríguez, Roberto Selles, Marcelo Güaita, Raúl Suffritti (en Santa Fe), Eduardo Sibilin (en Rosario), el maestro Chico Novarro y Miguel Ángel Morena.
Estuve con Leopoldo Federico, Horacio Ferrer y con los cantantes que eran mis ídolos, como Roberto Goyeneche, “El Paya” Díaz, Alberto “El Chino” Hidalgo, Nelly Vásquez, Luis Filipelli y otros. En ese primer viaje se dio una cosa irrepetible, diría yo: Horacio Ferrer tenía una confitería en unión con otras personas llamada “Café Los Teatros” y allí, de lunes a domingo, a las 7:00 de la noche, se presentaba cada día una orquesta típica de tango diferente. Así fue como, en ocho días, asistí al show de Leopoldo Federico, Osvaldo Pugliese, José Basso, Salgán-De Lío con Goyeneche, Sexteto Tango, José Colángelo, Atilio Stampone, Héctor Stampone, Virgilio Expósito y un montón de músicos más que sería imposible ver en otras circunstancias.
Charlé mucho con Virgilio Expósito, a quien entrevisté, y en ese diálogo me dio valiosa información sobre Olga Guillot. Claro, él fue durante 15 años director de la Víctor de Brasil, que es la segunda productora de la RCA Víctor después de la existente en Nueva York. De la entrevista se desprende una anécdota. Retrotraigámonos un poquito: uno de mis amores-ídolos siempre ha sido la bolerista cubana Olga Gillot. Hace muchísimos años, a comienzos de la década del setenta, un domingo soleado y tedioso le escribí una carta abierta a ella, en la cual le decía todas las cosas que yo sentía cuando la escuchaba. Pero nunca la pude despachar porque no tenía a dónde enviársela. La conservé y tiempo después, con base en esa carta, en lo que me dijo Expósito y otros archivos que consulté en la oficina del experto en música cubana, Cristóbal Díaz Ayala, escribí una nota a propósito de sus 60 años de vida artística. El periódico El Colombiano, de Medellín, la publicó el domingo 2 de agosto de 1.998, a dos páginas, y tuve la alegría de que Olga Guillot me llamara a agradecerme esa nota.
Ya que su relato nos trajo a Colombia, con su paisano Ramiro Montoya hemos departido sobre parlache y lunfardo. ¿Qué opina sobre esa influencia del uno en el otro?
Obvio que influyó el lunfardo en el parlache, así como en el gusto por el tango en Medellín influyó la llegada de jugadores argentinos, sobre todo en la época del “Dorado”, cuando todavía el tango estaba en pleno furor en Buenos Aires. Algunos jugadores trajeron algún material y les continuaban enviando desde Argentina lo que iba saliendo.
Hubo una imbricación mayor, seguramente, cuando Los Caballeros del Tango, un conjunto aceptable, vino a Medellín y tuvo una larga temporada, la que aprovechó para lanzar un tema en honor del Nacional y su campeonato alcanzado en 1954. Otros jugadores argentinos tuvieron programas de tangos en emisoras locales – Oscar Contreras Rossi, por ejemplo – y uno más, José Manuel Moreno “El Charro Moreno” era el yerno del cantante Alberto Echagüe, por lo que podría mencionarse que con él también hubo algo de fomento y conocimiento del tango.
Lo anterior sin desconocer la buena labor que desarrolló, durante su estadía en Medellín a finales de los años cincuenta, el maestro Joaquín Mora (genio del tango romanza) y Antonio Cantó con su programa “Mundo de tango”, el cual era transmitido por la emisora Ecos de la Montaña.
Usted sabe que en el Río de la Plata y por Paraguay servimos una ronda de mate, después paramos y volvemos al rato con la infusión. Le propongo que hagamos lo mismo, mientras escuchamos a uno de sus cantores favoritos, Alberto `El Chino´ Hidalgo realizando un tango de gran riqueza poética, “Trenzas”, precisamente del hermano de Virgilio Expósito, Homero, y Armando Pontier, ambos bonaerenses.
Trenzas
Tango (1944)
Letra: Homero Expósito
Música: Armando Pontier
Trenzas,
seda dulce de tus trenzas,
luna en sombra de tu piel
y de tu ausencia...
Trenzas
que me ataron en el yugo de tu amor;
yugo casi blando de tu risa y de tu voz.
Fina caridad de mi rutina,
me encontré tu corazón en una esquina.
Trenzas de color de mate amargo
que endulzaron mi letargo gris.
¿A dónde fue tu amor de flor silvestre?
¿A dónde, a dónde fue después de amarte?
Tal vez mi corazón tenía que perderte
y así mi soledad se agranda por buscarte.
Y estoy llorando así,
cansado de llorar,
trenzado a tu vivir,
con trenzas de ansiedad... sin ti!
¿Por qué tendré que amar
y al fin partir!
Pena,
vieja angustia de mi pena,
frase trunca de tu voz
que me encadena.
Pena que me llena de palabras sin rencor;
llama que te llama con la llama del amor.
Trenzas,
seda dulce de tus trenzas,
luna en sombra de tu piel
y de tu ausencia.
Trenzas,
nudo atroz de cuero crudo,
que me ataron a tu mudo adiós.
Pinche aquí y podrá leer la primera parte de esta entrevista exclusiva con Luciano Londoño
Eduardo Aldiser
Argentina Mundo dialogando del tango y sus cosas con el Dr. Luciano Londoño López, de Medellín, Colombia