Sebastián Piana Porto en Argentina Tango / España - Ese abuelo, Sebastián Piana

En muchas de las poesías de grandes autores de tangos, durante décadas, aparece el toque musical de un pianista y compositor de gran prestigio, Sebastián Piana, director además de su propia orquesta. Nos vamos hasta Caldas del Rey, en Pontevedra, Galicia, para indagar sobre esa otra faceta suya, la de padre y abuelo…
Y tus padres te ponen Sebastián que unido a Piana es toda una marca en el tango y en la cultura musical argentina… Me imagino la de veces que tienes que explicarlo, que sí… eres de la familia…
Nací en agosto de 1973 en un hospital de la localidad de Florida, Buenos Aires. Mis padres, Luis María Piana y María del Pilar Porto Noya, decidieron que llevara el mismo nombre de mi abuelo, Sebastián Piana. Cuenta mi madre, que en un principio, habían pensado en llamarme Nicolás y que poco faltó para que mi nombre fuera ese.
En el mes de julio, cuando prácticamente ya tenían mi nombre resuelto, el abuelo queda hospitalizado por una complicación coronaria. Al poco tiempo, Don Sebastián es dado de alta y regresa a su casa. Al parecer ayudó mucho a su recuperación, cuando mi padre le dijo que iba a tener un nieto con su mismo nombre.
Llevar el peso en mis espaldas de un gran nombre, como el de Don Sebastián Piana, fue una enorme responsabilidad. Con los años las comparaciones, se hicieron inevitables. Llamándome así y siendo el nieto de uno de los grandes de la música ciudad, para muchas personas, les era difícil comprender, que su nieto era incapaz de componer música. Pero la verdad es que hay cosas que no se heredan, y mi oído musical nunca fue muy agraciado.
No ya como nieto sino como porteño que eres, ni necesitamos insistir en la importancia y trascendencia de la labor de tu abuelo… prefiero que cierres los ojos y recuerdes tu infancia… su voz, sus palabras…
Hoy con 38 años, miro hacia atrás y recuerdo mi infancia, la definiría, alegre, rodeada de afectos y desde luego, con sabor a tango. Siempre fui un gran apasionado de la literatura y la poesía. Admiraba mucho a los grandes letristas de tango y milonga. Ellos poseían un extraordinario poder de transmisión, que empleaban en sus escritos, una admirable destreza descriptiva y una sublime belleza poética.
Fíjate Sebastián que siempre pensamos en los grandes creadores del tango como personas muy mayores… tu abuelo Sebastián Piana debuta en un trío infantil con menos de diez años, otro de los chicos se llamaba Pedro Maffia… pero ya está actuando en radio a los diecisiete y en esos años mira que dos tangos compone para José González Castillo, Sobre el pucho y Silbando… dos temas de total actualidad tanguera… Silbando compartiendo la música con Cátulo Castillo, hijo del autor y tan joven cómo Piana
Por desgracia, hay un concepto bastante extendido, en el imaginario social del pueblo argentino. Se cree que el tango está vedado a la juventud. Recuerdo mi adolescencia, y las veces, que padecí bromas y burlas, que por hablar de tango o escucharlo, me tildaban peyorativamente de viejo y anticuado. En estos últimos años, parece ser, que hubo uno oleada de jóvenes que se inclinó, por este género.
Creo que uno de los grandes desaciertos que se producen en las sociedades sucede cuando se estereotipa determinados vocablos, por ejemplo, cuando se habla de científicos, se piensa en personas de tercera edad, al igual que si hablando de música y decimos: “el gran maestro”, y asociamos el término con un anciano sabio. Y pienso en la primera vez que le dijeron “el maestro” a mi abuelo.
Fue en una de sus tantas anécdotas, del día en que conoció a Gardel gracias a José González Castillo (intimo amigo de Gardel), padre de Cátulo. Contaba, Don Sebastián Piana, que en ese entonces tenía 19 años y había compuesto “Sobre el Pucho” (Tango interpretado por Gardel). Que José le dijo: “Me hace el favor, Piana, el domingo por la mañana ensaya Gardel en su casa de la avenida Corrientes. Quisiera que vaya, así se lo hace oír (por la composición “ Sobre el Pucho”).
Palabras textuales de Sebastián Piana: “Fui nomás, ese domingo, a las diez de la mañana. Me atendió Isabel Del Valle, una mujer muy bonita que vivía con él. Entré donde estaban los músicos y Carlos Gardel dijo `Pongan atención que el maestro (con tan solo 19 años) Piana va a tocar para que a ustedes les quede la melodía en el oído´.”
Cuando empiezo a recordar momentos con el abuelo, vienen a mi cabeza, muchísimas anécdotas contadas por él. Un día me dijo: “Gardel no sólo cantaba muy bien, sino que también silbaba, en cambio yo nunca me destaqué por eso, aunque lo tuve que hacer una vez, casi obligado. No tenía mi piano para trasmitir la melodía que tenía en la cabeza, así pues tuve que improvisar y arreglarme, con lo que tenía, y malamente se la silbé (a Gardel). Ese fue el origen del nombre Silbando”
Otra imagen a veces equivocada que tenemos de muchas grandes figuras del tango es que todos vivían eso que llamamos “bohemia”… ¿Cómo has percibido o te han contado la forma de vivir de don Sebastián Piana?
Lamentablemente existe una muy mala utilización de los vocablos castellanos. Hoy en día muchísimas personas, creen que todos los que se dedican a actividades artísticas son, indiscutiblemente bohemios. Ya que la palabra “bohemia” está asociada al estilo de vida particular, que se aparta de las convenciones sociales y que privilegia el arte y la cultura por sobre las cosas materiales.
Se está muy alejado de la realidad cuando se intenta definir a los músicos, como personas que viven en una “especie de ghetto”, aisladas y apartadas de la sociedad. De hecho, considero que los artistas, se nutren del pueblo en su conjunto, comparten sus obras, y resulta imposible que se mantengan aislados, porque es la misma sociedad las que juzga y disfruta de sus obras.
Don Sebastián Piana, era una persona muy afable, amante de las comidas familiares. Le encantaba la docencia, decía que se enriquecía mucho, cuando impartía esas clases magistrales a sus alumnos. No le gustaban las salidas nocturnas, prefería pasar tiempo con sus amigos, familia, o en su estudio en el barrio de Almagro. Nunca rechazaba una entrevista, era humilde y modesto. Únicamente, como es lógico, permanecía en soledad y sumergido en su estudio, en los momentos en que componía.
Siempre se dice que detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer… ¿Quieres hablarnos de tu abuela?
Mi abuela a quien llamábamos cariñosamente “La abuela Tota”, era una mujer casi veinte años más joven que don Sebastián. Ella irradiaba energía y simpatía. Formaban un matrimonio muy unido, donde no faltaba el amor y el respeto. Era una excelente anfitriona, hacía que las personas que visitaban su casa, se sintieran siempre a gusto. Y puedo certificar que preparaba una boloñesa extraordinaria. Le gustaba mucho el arte y pintaba de maravilla. En su casa había unos cuadros muy bonitos. Había una pintura, de un tigre, que siempre particularmente me gustó mucho, por su realismo y color.
Como tienes mimbres para hacerlo ¿No te apetecería realizar una biografía hasta algo novelada sobre tu abuelo? Y digo lo de los mimbres porque sé que está “La Peregrina” tomando forma…
Muchas veces sentí la necesidad de homenajear a mi abuelo. Ciertamente escribir sobre su vida, resulta tentador; tuvo una vida intensa. Realizó más de quinientas composiciones y cada una cuenta una historia, capaz de seducir a cualquier novelista. Pero también es cierto, que la responsabilidad y la envergadura de hablar de la vida de Sebastián Piana, exige años de investigación, sabiendo de antemano, que quizás todo lo que se pueda escribir de él, nunca será suficiente. Siento hacia él una profunda admiración y un gran respeto, por lo que fue como músico y abuelo.
Este último año, he decidido dejarme llevar por las palabras, y comencé con un proyecto de una novela biográfica, contada desde los ojos de mi mujer, desde su percepción y sus vivencias. Un propósito que está resultando un tanto faraónico, ya que paralelamente, junto a mi esposa, Jorgelina Piana, estamos planeando editar un disco, en donde ella interpreta algunos tangos de mi abuelo.
Tu abuelo Sebastián recordaría seguramente a su familia inmigrante…
Don Sebastián Piana hablaba mucho de su padre que era peluquero, oficio que heredó de su abuelo. No obstante, decía, que a su progenitor le gustaba la música enormemente y tenía buenas aptitudes para ella, poseía una gran inclinación musical, que lo llevó a aprender a tocar el "mandolín" y la guitarra, instrumentos en los que ejecutó música popular, no clásica. Mi bisabuelo llegó de Italia a los ocho años; por entonces se cultivaba el tango canción, género justamente porteño. Con su guitarra era un gran acompañante de tangos.
Junto a sus amigos, que estudiaban otros instrumentos -como el violín y la flauta-, hacían tangos, que tocaban en reuniones familiares. Pasados los años el padre de Sebastián Piana estudió piano, aprendió la lectura musical, llamada solfeo. Por aquellos años era más fácil adquirir un piano. Formó un cuarteto que tocó buena música popular (tangos y valses), en cafés y lugares bailables. Estaba compuesto de piano, flauta, violín y bandoneón.
Me hablaste de Silbando… ¿Qué tangos, valses o milongas de tu abuelo te llegan más?
Desde pequeño insistía mucho en ir a la casa de mi abuelo, me gustaba hablar con él, oírlo tocar el piano. Estaba realmente fascinado con una composición en particular, “Milonga sentimental”. Me encantaba la forma en que salía la melodía de su piano, veía sus manos arrugadas por el paso del tiempo, pero que se desenvolvían con una precisión asombrosa, con solidez rítmica y pensamiento orquestal. Era asombrosa la pasión que transmitía con su música. De su extensísimo trabajo musical siempre recuerdo, Tinta Roja, Milonga del 900, Milonga Sentimental, Milonga Triste, Silbando, Viejo Ciego, El Pescante, Pena Mulata, Milonga de Juan Manuel. Muchas de ellas interpretadas algún domingo que pasábamos en familia.
Dime… Don Sebastián, ¿Cómo percibía el nuevo tango que venía surgiendo de fines de los sesenta para aquí… Astor Piazzolla, Reinaldo Nichele, Alberto Caracciolo… gente que hizo el tango de siempre, pero que también intentaron recrearlo, con tintes de música clásica de cámara?
Creo que se empezó a hablar de nuevo tango, principalmente cuando hizo su aparición en el género del tango, el compositor Astor Piazzolla. Mi abuelo tenía una opinión muy formada al respecto, por ello voy a transcribir un reportaje textual que le hicieron en una entrevista.
El periodista le pregunta: “Se dice que Astor Piazzolla fue el gran innovador en materia de música de Buenos Aires ¿Cuál es su juicio al respecto?”
Contesta mi abuelo: “No innovó nada. Él fue un músico muy preparado e indiscutible. Pero los innovadores en el tango fueron tres: Roberto Firpo, con el tango Alma de Bohemio; después apareció Enrique Delfino y, más tarde, Juan Carlos Cobián, un gran pianista.
Piazzola fue un gran ejecutor, su innovación era más propaganda que otra cosa. Igualmente, para hacer un tango, no hay que tener una gran preparación técnica, hay que sentirlo. Los primeros tangueros no eran preparados musicalmente, se fueron puliendo con el paso del tiempo. Tal fue el caso de Eduardo Arolas”.
¿Tienen en la familia Piana integrantes que toquen instrumentos o se pongan a cantar tangos del abuelo en las fiestas navideñas, por ejemplo?
La verdad, que como pasa en muchas familias cuando hay un personaje ilustre, de peso y relevancia, cualquier intensión en seguir sus pasos, resulta difícil. Por ello creo, que en la extensa familia de mi abuelo, muchos intentamos dedicarnos a la música, pero quizás por vergüenza o por miedo a no defraudar a Don Sebastián Piana, muchos intentos quedaron en el olvido. Así pues le pasó a mi padre, Luis María Piana, que tenía un excelente oído musical, y ejecutaba muy bien la percusión, pero al tener a su padre, Sebastián Piana, como un modelo a seguir, se acobardó, sintió miedo de no estar a la altura, si no lo hacía bien y acabó por dejarla.
Y ahora por esa otra rama, los Porto… Galicia te ha tirado… has vuelto a los orígenes ¿Cómo te sientes en la tierra de tu madre ¿Se corresponde con lo que te habían contado…?
Mi madre fue la primera persona que me explicó el verdadero significado de la tristeza, melancolía y la nostalgia que se siente cuando se deja atrás a la tierra natal. Ella solía utilizar la palabra gallega “morriña”. Al igual que mis abuelos maternos, habían emigrado a la Argentina, mi abuelo y abuela con 26 y 27 años respectivamente y mi madre con tan sólo 11 años.
Tardé muchos años en comprender el verdadero significado de morriña; pero sólo cuando emigras y pasas por lo mismo, lo entiendes de verdad. Al poco tiempo de llegar a España comencé a tener un profundo sentimiento de añoranza, por mi Argentina…
En esos años, agradecí mucho la contención que me brindó la familia de mi madre, principalmente la de mi tío, su mujer y sus hijas. Tenía una imagen mental de cómo era Galicia, ya que durante muchos años oí historias, y vi muchas fotos que me enseñaban mis abuelos. Al igual que pasa cuando se lee una novela, se puede llegar a imaginar los sitios, pero sólo cuando los ves descubres su verdadero encanto. En estos años de vivir en Galicia tuve la suerte de viajar mucho y conocer, este extraordinario país, descubrí la sensibilidad de su gente, entablé muchas amistades. Siempre sentí a Galicia muy cercana y ahora la siento como mi segundo hogar.
Sebastián Piana Porto… te ha tocado una vez más contar que sí, que eres nieto de Sebastián Piana. Quedamos emplazados para cuando tengas un libro o letra de tango que presentar, con un pedido… vamos a poner una producción de don Sebastián… elije…
Si es posible, pueden ser Milonga Sentimental, Milonga de 900 o Silbando. La escucharé con mucho gusto.
Te complacemos con “Silbando”, música de Sebastián Piana y Cátulo Castillo, letra de José González Castillo, aquí en versión instrumental, por Miriam Fernández en guitarra y Víctor Villena al bandoneón, actuando en… Ginebra, Suiza, año 2011. Los grandes tangos que trascienden al mundo y permanecen...
Silbando
Tango (1925)
Letra: José González Castillo
Música: Sebastián Piana - Cátulo Castillo
Una calle en Barracas al Sud,
una noche de verano,
cuando el cielo es más azul
y más dulzón el canto del barco italiano...
Con su luz mortecina, un farol
en la sombra parpadea
y en un zaguán
está un galán
hablando con su amor...
Y, desde el fondo del Dock,
gimiendo en lánguido lamento,
el eco trae el acento
de un monótono acordeón,
y cruza el cielo el aullido
de algún perro vagabundo
y un reo meditabundo
va silbando una canción...
Una calle... Un farol... Ella y él...
y, llegando sigilosa,
la sombra del hombre aquel
a quien lo traicionó una vez la ingrata moza...
Un quejido y un grito mortal
y, brillando entre la sombra,
el relumbrón
con que un facón
da su tajo fatal...
Y desde el fondo del Dock,
gimiendo en lánguido lamento,
el eco trae el acento
de un monótono acordeón...
Y, al son que el fuelle rezonga
y en el eco se prolonga
el alma de la milonga
va cantando su emoción.
Eduardo Aldiser
Argentina al Mundo con la historia íntima de los grandes del tango argentino
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