Claudia Sandina ¡Barajando! en Argentina / España

La temática del juego -entendiendo por tal el realizado mediante apuestas de dinero- ha sido recurrente en las letras del tango, sobre todo en aquellos de las primeras décadas del siglo XX. Por mencionar solo algunos, tenemos: Suerte loca (1924), Tengo miedo (1928), Por una cabeza (1935)... más aquí Tardecitas Estuleras, etc. Y si el tango - que es la expresión popular de lo cotidiano, de las vivencias de la gente - lo recogió en sus letras, es porque evidentemente era un hábito social bastante frecuente.
En el naipe de la vida, cuando cartas son mujeres…
(Escuchando el tango “Barajando”)
Por Claudia Sandina, escritora. Buenos Aires, Argentina
Claro que se jugaba no por mera diversión. Mejor dicho, puede que a algunos los tentara el vicio por el vicio mismo, pero en general el juego estaba asociado a la falta de trabajo de entonces: “jugar” era una manera posible de ganarse unos pesos, “de salvarse“. Toda una cruel realidad que daría lugar a un análisis y explicación más profundo.
Barajando es un tango que impacta por el estilo de su autor para contar la historia. Con mucho uso del lunfardo, para entenderlo hay que recurrir al diccionario… del lunfardo. Según ha escrito José Gobello, fundador y presidente de la Academia Porteña del Lunfardo, el autor de la letra, Eduardo Escariz Méndez (1888-1957), “vivió muchos años explotando locales de juego“. O sea que esta letra bien pudo haber sido autobiográfica, su propia historia.
En pocas palabras expresa lo que le sucede a un hombre timbero, que utilizando su supuesta apariencia de galaico almacenero, honesto y trabajador, acostumbra a engañar hábilmente a cuanto vivillo o estólido se le cruza en el camino con el único fin de hacerse la pesca del día… “encarnar el espinel”. Todos caen en su red, a todos los embauca fácilmente. Nadie escapa a su irresistible arte de engatusar, hasta que aparece alguien que de juego sabe más que él: una mujer, ¡la percanta! , “que me tuvo rechiflado y por quien hasta de espaldas con el lomo caminé“. Alguien le tenía que pararle el carro…
Y termina diciendo “me la dieron como a un zonzo, pegadita con saliva, mas mi cancha no la pierdo por mal juego que se dé…. En el naipe de la vida, cuando cartas son mujeres… es inútil que se prendan al querer con alfileres, si la mina no es de un paño, derechita y sin revés”. Broche final.
No es mucho lo que se conoce del autor del tango. José Gobello nos cuenta que el poeta “terminó sus días en una casa de locos, el hospicio de las mercedes“. Triste aunque previsible final para quien llevaba una vida tan a los sobresaltos. Su obra es escasa y de similar estilo. Pero al menos por Barajando sería injusto no dedicarle un reconocimiento.
Este tango fue un poco rescatado del olvido por un cantor de actualidad, Hernán Genovese, que ha sido Premio Hugo del Carril 2005, quien con ese nombre bautizó a su primer disco solista, incluyendo el tema en cuestión en el repertorio. Atrás en el tiempo, sobresalieron las versiones grabadas por Edmundo Rivero y por la orquesta de Juan D´Arienzo con su cantor, el rosarino Alberto Echagüe, que lo hicieron famoso y aquí escuchamos.
Barajando
Tango argentino (1928)
Letra: Eduardo Escariz Méndez
Música: Nicolás Vaccaro
Con las cartas de la vida por mitad bien maquilladas,
como guillan los malandros, carpeteros de cartel,
mi experiencia timbalera y las 30 bien fajadas,
me largué por esos barrios a encarnar el espinel.
Ayudado por mi cara de galaico almacenero
trabajándose a la sierva de una familia de bien,
y mi anillo de hojalata con espejo vichadero,
me he fritado muchos vivos, como ranas al sartén.
Pero, en cambio, una percanta que me tuvo rechiflado
y por quien hasta de espaldas con el lomo caminé,
me enceró con su jueguito tan al lustre preparado
que hasta el pelo de las manos de cabrero me arranqué.
Mientras yo tiraba siempre con la mula bien cinchada,
ella, en juego con su coso mayorengo y gran bacán,
se tomaba el `Comte Rosso` propiamente acomodada,
y en la lona de los giles me tendió en el cuarto round.
Me la dieron como a un zonzo, pegadita con saliva,
mas mi cancha no la pierdo por mal juego que se dé.
Y, si he quedao arañando como un gato panza arriba,
me consuelo embolsicando la experiencia que gané.
En el naipe de la vida, cuando cartas son mujeres,
aunque lleven bien fajadas pa`l amor las 33;
es inútil que se prendan al querer con alfileres,
si la mina no es de un paño, derechita y sin revés.
Ilustración: Cuadro de Fernando Azcoytia en Artelista
Es una fuente de información Todo Tango
Timberos: jugadores, personas que hacen un culto del juego
Percanta: Mujer amante, con connotación de prostituta. Algunos estudiosos opinan que el término deriva del italiano “¿per quanto?”
Galaico: es como se dice en Argentina al gallego…muchas veces son almaceneros, como los retrata Roque Vega en un relato suyo
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